Depreciación de inmuebles





Depreciación es la pérdida de valor o de precio en un bien. En el caso de los inmuebles es la pérdida de valor por causa del uso o del tiempo. Existen tres clases de depreciación: la depreciación física o por edad, la depreciación por estado de conservación y la depreciación funcional.

La Depreciación Física que corresponde al uso por tiempo, tiene una directa relación con la edad de la construcción. Con el uso de la construcción se presenta un desgaste que debe ser calculado de acuerdo con la edad de la construcción y el tiempo esperado en dicha edificación. Se denomina también depreciación por edad.

Íntimamente ligada con la anterior es la depreciación por estado de conservación. Dos construcciones de la misma edad, que tendrían la misma depreciación física, pueden estar en diferente estado de conservación o mantenimiento.

Se aplica también la depreciación funcional que corresponde a la inadecuación del inmueble a las expectativas de uso que se requiere. Esta inadecuación puede provenir de un mal diseño que no permita su funcionalidad actual. En las edificaciones viejas se presentan fallas en diseño para los patrones actuales: falta de baño en la alcoba principal, cocinas con escasa funcionalidad, ingreso a una alcoba a través de otra alcoba, ausencia de closet en las alcobas, espacios grandes inútiles, un solo garaje en casas grandes antiguas, buhardillas sin escalera adecuadas. Esta depreciación funcional también puede sobrevenir de materiales que ya no se usan o son inadecuado. Está depreciación se denomina también depreciación por obsolescencia entendiendo que “ob soleo” en latín significa “fuera de tiempo”, “fuera de costumbre”. Es una edificación que tiene un diseño, acabados o funcionalidad que está fuera del momento o de la costumbre habitacional actual.