Existen múltiples métodos para estimar la depreciación de los inmuebles. No se debe confundir la depreciación inmobiliaria con la depreciación contable o con fines fiscales que en general tienen un fin diferente. Mientras la depreciación contable es acelerada a 20 años o menos con el fin de aumentar los gastos y disminuir las utilidades para pagar menos impuestos, en la depreciación inmobiliaria nos vamos a 60 o más años adaptándonos mejor a la realidad de las edificaciones.
Los diferentes métodos buscan acercarse lo más posible a la verdadera realidad. Deben aplicarse fórmulas matemáticas que tratan de acercarse al esquema real.
Existen métodos empíricos, métodos técnicos de depreciación física y métodos económicos de depreciación. Entre los métodos empíricos están los que consideran que la propiedad bien conservada mantiene su eficiencia y capacidad de renta sin importar la edad o estado de conservación. Es un criterio erróneo que desconoce el castigo que da el mercado al uso y estado de los inmuebles, tal como se aplica en maquinaria, equipos y vehículos.
Otros peritos utilizan la intuición para fijar arbitrariamente la depreciación, por simple inspección ocular sin análisis ulterior. Durante una época se aplicó un método denominado de la Suma de los dígitos anuales que consiste en considerar una serie de N fracciones, cuyo denominador es la suma de 1 hasta N siendo la vida prevista para la propiedad. El numerador de la fracción para cada año es la expectativa de vida restante o remanente. Este método ha sido desechado porque tiene una acelerada depreciación al comienzo y pequeña al final.
Los métodos más empleados para la Depreciación de orden física se describen a continuación.
Método de la línea recta
Método de Párabola de Kuentzle
Método de Ross
Método de Heidecke para el estado de Conservación.